Un mensaje más...

Un mensaje más...

20 de Diciembre, 20XX

FEIE

Dearest Ray,

¿Cómo estás? ¡Espero que estés tan emocionado como yo! Ahhhhh por fin te voy a poder ver después de tanto tiempo. No sabes cuánto te extraño. Hablar contigo mediante chat no es lo mismo a poder verte y abrazarte. Pero ya voy de regreso y vas a tener que apartar una semana, no, un mes entero para poder estar conmigo, porque no te voy a soltar antes de tener que regresar a Oslo. 

Espero que tengas un estómago fuerte, porque te voy a llevar mucha comida rara que conocí aquí, la verdad es que estos chicos están locos. Imagínate tú, que andan en shorts y manga corta cuando están a 10°C. Seguramente tú entiendes de eso, señor “El-frío-es-mental”.

Pero bueno, debo terminar mis maletas para poder ir a reclamar lo que es mío. Te quiero demasiado,

Tu querido, amado Feie.

P.d.: Sí, un email es una carta completamente aceptable. Cállate. 

RAY

Mis manos estaban sudando. No podía dejar de releer esa curiosa “carta” que tenía en mi pantalla. ¡Dios santo, Feie iba a regresar! Ese grandísimo idiota iba a regresar e ibamos a pasar, una vez más, la navidad juntos. ¿Qué me iba a poner?, ¿qué iba a usar ese día? Únicamente ese tonto podía hacer que mi corazón latiera a mil por hora. Cómo lo odiaba. 

Terminé de vestirme. Ese día debía ir por él al aeropuerto, porque claro que iba a ir por él al aeropuerto. Si ese idiota pensaba sorprenderme, no lo lograria. Iba a poner mi mejor cara de inocente frente a su madre e iba a estar ahí para recibirlo con el mejor de los abrazos.

—Ryan, querido, ¡la mamá de Feie te está esperando! 

Y esa era mi pista, mi momento. Ah, tomé mi mochila y corrí escaleras abajo. De fondo pude escuchar las risas de mi madre.

—Pareces Henry Monster, querido.

—Sabes que me gusta ser alto, mamá.

—Te ves lindo ––claro, apenas y podía hablar por la risa que estaba conteniendo, pero nada podía hacerme sentir menos emocionado; ni siquiera mi madre y su maravillosa aportación a mis botas de plataforma. 

La abracé y salí corriendo. Afuera, la madre de mi querido Feie estaba esperándome frente a su auto. La abracé y entré. Sentía el peso de mi mochila oprimir mi pecho. Mi estómago daba vueltas. ¿Cómo estaría Fei?, ¿estaría comiendo bien? Sólo a ese idiota se le ocurria aceptar una beca en Noruega sin pensarlo antes. Pero se veía feliz, y eso era todo lo importante.

Estimado joven Feie:

No, un correo electrónico NO es una carta aceptable. Sólo tú decides usarlo como un medio de comunicación aceptable entre amigos. ¿De verdad tanto te cuesta seguir el hilo de nuestra conversación en Discord? Puedes ignorar a los demás si gustas; el chat general es algo complicado e incluso yo me pierdo a veces. Sin embargo, sabes que puedo contestar a la perfección tus mensajes a las 4 a.m. (Y no, no pienso dormir más temprano, acéptalo)

Anyways, si te atreves a traer arenque fermentado, voy a dejarte dormir en el pasto. 

Ryan.

FEIE

No pude evitar suspirar divertido al notar que Ray seguía siendo el mismo de siempre. Estaba emocionado por verlo. Siempre tan serio y recatado. Me pregunto adónde se fue ese pequeño que siempre corría a esconderse detrás de mí. No podía creer que esa carta fuera escrita por el mismo niño que me obligaba a pedir servilletas extra cuando comíamos fuera porque no quería molestar a los meseros.

La vista del avión era maravillosa, sin embargo, al llegar a casa, me estaba esperando una vista mucho más hermosa. No podía esperar a ver la adorable cara de Ray intentando disimular lo mucho que me extrañó… Porque me extrañó tanto como yo a él, ¿verdad? 

No pude evitar suspirar. Ray me gustaba desde hacía tanto… ¿Cómo había sido que ese pequeño tonto había empezado a gustarme? Aún más importante, ¿cómo había sido que después de tantos besos, después de tantas demostraciones de afecto, aún no lo había notado? Ah, ese niño era tan obvio… No cabía duda de que me encantaban las personas distraídas. 

Al bajar del avión tomé mi maleta y pasé por todos los filtros y revisiones necesarios. Siempre era muy molesto tener que ser tratado como un delincuente con los policías siendo tan rudos al interrogarte. Qué dolor de cabeza.

RAY

Observé de nuevo la pantalla de mi teléfono. Aparentemente, el vuelo de Houston a CDMX estaba ligeramente retrasado. Me acomodé de nuevo en mi asiento. Los padres de Feie me sugirieron quedarme en el auto para que él no sospechara nada y su sorpresa fuera mayor.

A mi lado estaba mi mochila, tentándome a abrirla y asegurarme de que todo estuviera bien, que todo estuviera en orden ahí adentro. ¿Sería buena idea darle aquello a Fei?, ¿lo aceptaría? Ah, mi cabeza estaba llena de ruido. Sí, nuestra amistad era bastante buena, bastante sólida; ¿se arruinaría todo si Fei conociera mis verdaderos sentimientos hacia él? No por el hecho de que ambos fuéramos chicos, sino porque…me daba miedo perder a Fei… Nadie era tan especial como él…

Comenzaba a faltarme el aire, ¿debería desabrochar mi binder? 

FEIE

Aquello parecía no poder terminar. Pero, ¡por fin!, ahí estaban mis padres. De inmediato corrí a saludarlos. 

—Querido, estás tan delgado…¿comiste bien? ––oh, mamá, siempre tan atenta y preocupada. No pude evitar reír mientras la abrazaba. Dejé un beso en su frente, y fui a abrazar a mi padre, quien insistió en ayudarme con el equipaje.

De camino al auto les conté de todas las cosas maravillosas que había visto y todos los amigos que había conocido. Me moría de ganas de mostrarles las fotos que había tomado, además de darles los regalos que esperaba les encantaran…

Al abrir la puerta del auto, unos brazos me rodearon con fuerza, lo cual me tomó desprevenido y no pude evitar gritar.

AMBOS

—Siempre eres un idiota dramático. Pensé que te alegraría verme, FeiFei.

¡Este idiota! ¿Cómo se atrevía a hacerme eso? Pero claro que lo abracé en cuanto pude retomar la calma, aunque también le dí un golpecito.

—Odio que hagas eso, eres el peor.

—Callate, me amas.

—Sí, lastimosamente.

—Ush, eres increíble. Y yo que pensé que te alegraría verme antes. 

Y ahí estaba el pequeño niño de siempre. Ray había cruzado sus brazos en su pecho, sin voltear a verme. No pude evitar reír un poco antes de abrazarlo otra vez.

—Noooooo, suéltame; ya no quiero nada ––aquello definitivamente me hizo reir más. 

RAY

Al fin habíamos llegado a casa. Me tuve que disculpar con los amables señores Piña, pero iba a robar a su hijo. Lo tomé de la muñeca y lo llevé a mi casa, donde mi madre no dudó en abrazarlo y preguntarle cómo estaba. Después de ese pequeño incidente, estaba decidido a decirle todo lo que sentía. 

Fei se sentó en la cama, se quitó los zapatos y se dejó caer. Alzó los brazos y agitó las manos con entusiasmo.

AMBOS 

—¿Puedes ser serio un momento, Fei?

—No, no puedo. Ven. Quiero abrazarte.

—Necesito decirte algo.

—Puedes decírmelo mientras te abrazo, ven.

Suspiré, no se podía ganar cuando era así. Me quité los zapatos y me acosté a su lado, dejándome abrazar.

—Okay, te escucho.

—Okay…es algo importante ––no hubo ninguna respuesta. Decidí continuar––. Feie, sabes que somos amigos, ¿verdad? Y sabes que....te quiero mucho…

Pude ver como asentía ligeramente, acariciando mi cabello. Me dió un beso en la frente.

—Yo también te quiero mucho, Rayray. 

—Okay, pues…me gustas…más que cómo un amigo… 

Escuché como se reía. ¿Por qué carajo se estaba riendo?

—¿Por qué carajo te estas riendo, idiota? ¡Esto es serio!

Aquello, aparentemente, le dió mucha más risa. 

Estaba a punto de golpearlo, sin embargo, me sorprendió sentir sus labios sobre los míos. Algo receloso, decidí abrazarlo y seguir con aquel contacto. 

—También me gustas. Llevo años coqueteando contigo, gracias por notarlo. ¿Ah? ¡No te rías de mi confusión, idiota!

—Pero… ¿Cómo? ¿Tú…?

—No te daba besos para reforzar la amistad, tonto. 

Ohhhh… okay, aquello tenía mucho sentido. Quizás había sido un poco distraído. 

Sin dudarlo, volví a besarlo con ganas. Ignoré lo molesto que podía llegar a ser; no quería desaprovechar todos los momentos que tuviéramos. 

—¿Entonces, eres mi regalo de Navidad?, ¿o esa va a ser otra cosa?

Claro, Fei es un idiota y siempre debe arruinarlo todo. Tuve que esconder mi cara en la cama para que no viera lo avergonzado que estaba. ¿Por qué me gustaba?

Pude sentir como me abrazaba, y me daba un beso en la nuca. Bueno, sólo iba a dejarlo pasar porque es realmente adorable. Definitivamente, no me iba a separar de él en esas vacaciones.