Representación LGBTQ+ en la televisión mexicana
Recientemente, Televisa cumplió 71 años desde su primera transmisión en 1951, por otro lado, su principal competencia de televisión abierta, TV Azteca cumple 29, Imagen Televisión (antes Cadena Tres) acumula 15 años, mientras que la plataforma de Netflix cumple 11 años en México. A lo largo de su trayectoria, cada uno de estos medios ha planteado un discurso y posicionamiento respecto a nuestra comunidad. En general, se podría decir que, se han ido “modernizando", por no decir que han encontrado la vía de comercialización perfecta para lucrar con historias con personajes LGBTIQAP+.
Empezando por el arcaico grupo Televisa, está de más remarcar la enorme influencia que la televisión y por extensión Televisa, ha tenido en el pensamiento de la sociedad mexicana, en su auge productivo dicha cadena de televisión no solo acaparó la industria televisiva, sino gran parte de la producción musical y cinematográfica. Siendo así que esta empresa decidía qué historias salían al aire y cuáles no; obviamente la visualización de la comunidad LGBTIQAP+ no estaba considerada en sus planes.
En las primeras décadas de transmisiones, la televisión se volvió un medio reformador del entretenimiento, ya que salían diversos programas de tipo cultural, cómico, noticioso y melodramático; existió la oportunidad para que hombres y mujeres pudieran dirigir, producir, conducir y/o actuar en los programas de forma muy equitativa, algo muy distinto a lo que sucede hoy en día.
La primera representación de nuestra comunidad se dio en los 60 cuando Salvador Novo, uno de los poetas, ensayistas y dramaturgos más importantes de México y abiertamente homosexual, se encargó de producir, dirigir y conducir un programa cultural donde además iba relatando algunos episodios de su vida. Sin embargo, cuando la televisión se fue haciendo de mayor éxito y oportunidad de acceso a compra, los hombres heterosexuales cisgénero, se hicieron cargo de darle forma a la televisión y conducirla por el sendero de lo heterosexual cisgénero y capitalista, las mujeres fueron limitadas en su mayoría a conducir, actuar y encargarse de los departamentos de maquillaje o vestuario.
Con la ayuda del cine rosa o familiar de los 60 y 70, la televisión fue conformando un estereotipo con el cual lucrar a costa de mofas, violencia y moralismo. Moldeó al estereotipo de homosexual que ha causado un grave daño de percepción social y violencia tanto dentro como fuera de nuestra comunidad. El homosexual estereotipado debía cumplir con las siguientes características:
- Asiduo a la zona rosa.
- Sumamente afeminado y amanerado.
- Conflictivo con actitud pasivo-agresiva, lo que llamaríamos después “gay perra".
- Acosa o aprovecha cualquier oportunidad para insinuarse sexualmente a un hombre heterosexual.
- Vestimenta cargada de colores, diseños florales, brillantes y psicodélicos.
- Con conocimientos de maquillaje, peinado y moda.
- Amigo de una mujer a la cual aconseja.
Es seguro que en este momento nuestrxs lectorxs tengan en mente haber visto a más de un personaje con estas características. La televisión y sus normas sociales no lo veían como algo dañino sino cómico. El problema radica en que gracias a estos personajes se propagaba y reafirmaba un discurso de odio, el cual permitía ejercer violencia hacía todos los hombres homosexuales, niños y jóvenes que buscaban desarrollar su identidad sexual. Conforme llegó el auge de los programas de variedad y comedia, se fueron incluyendo gays estereotipados a sketches, y eventualmente nuevos estereotipos sobre lesbianas y personas trans llegaron, aunque sin el “protagonismo” de los hombres homosexuales.
El caso de la representación lésbica, ha sido de cierta forma especial, pues se llegaron a televisar personajes de mujeres que no se decía que eran lesbianas, pero el público debía intuir o hacerse a la idea por su actitud tosca, “varonil", agresiva y aversión por los hombres. Sin embargo, aquí sucede algo grave, en la mayoría de estos casos el personaje femenino mágicamente, terminaba cambiando de parecer y forma de ser ante un hombre guapo, dominante, varonil y con tendencias egocentristas, creando así un argumento atroz que propiciaba la violencia sexual y de género. La identidad sexogenérica de una mujer se podía cambiar ante la presencia de un hombre que pudiera "dominarla", argumento en torno al cual han girado infinidad de telenovelas mexicanas como La dueña (1995), Soy tu dueña (2010), Rosa Salvaje (1987), Gabriel y Gabriela (1982), etc.
En cuanto a la población trans, se vio aglomerada en una confusa representación de personajes que realizaban travestismo o drag, que antes se denominaba transformismo. Las representaciones causaron en su mayoría, una confusión sobre la diferenciación entre transgénero, transexual y travesti, la cual hasta el día de hoy ha imposibilitado el diálogo y comprensión de los temas relacionados a las personas trans.
Si bien, la representación de las personas trans y travestis ha sido mayoritariamente en cine, para la televisión es aún un tema sensible y del cual se prefiere no hablar. Por lo general, los sketches muestran mujeres trans que, ante la más mínima situación, cambian su tono de voz a uno más grave o se hacen referencias a sus genitales, dicha escena viene acompañada de una frase transfóbica como “no era ella era él”.
Otro punto gravísimo ha sido que gracias a los papeles cómicos (con discurso lgbtfóbico o misógino) de hombres heterosexuales cisgénero donde interpretan personajes femeninos (con diferentes características y vestuarios) se piensa que son parte de la comunidad LGBTIQAP+ por sus bromas o forma de comportarse, ya que asocian la idea estereotípica de gay afeminado y amanerado, al igual del argumento transfóbico “no es ella es él" a cualquier hombre que use un disfraz de personaje femenino. Hasta este punto la mayoría de los casos aplica a programas de comedia y telenovelas como La Hora Pico (2000-2007), La parodia (2002-2007), Cero en Conducta (1999-2003), Una familia de 10 (2007-presente), Relatos Macabrones (2020-presente), Ensalada de locos (1970-1973), Derbez en cuando (1998-1999), entre otros más.
No obstante, entre tanta oscuridad ha existido un pequeño rayo de luz, los programas unitarios, aunque hoy en día este tipo de programas como La Rosa de Guadalupe (2008-Actualidad) y Cómo dice el dicho (2011-Actualidad), son sinónimo de situaciones ridículas y/o exageradas, los diversos formatos de programas unitarios han contribuido enormemente a una difusión más clara y real, menos discriminatoria y hasta en ocasiones sumamente social y educativa.
El primer gran formato que aportó a una percepción social menos prejuiciosa fue sin duda, Mujer Casos de la Vida Real (1986-2007), el programa presentaba casos de violencia intrafamiliar, denuncia social, el VIH y el SIDA, trata de órganos, la corrupción, violencia hacía la mujer y hacía la comunidad LGBTIQAP+, todos estos eran considerados temas tabúes que no se solían tocar en el resto de la programación, era presentado en un horario denominado familiar, en la principal cadena televisiva del país, era producido y conducido por la primera actriz Silvia Pinal, lo cual le daba gran validez al programa.
En cuanto a las telenovelas, Televisa ha llevado a la pantalla chica algunos personajes, en su mayoría, hombres homosexuales. La primera con Los exitosos Pérez (2003), un papel semi protagónico, la pareja de la trama llevaba su relación en secreto, los papeles de Martín y Tomás eran interpretados por Jaime Camil y José Ron respectivamente, sin embargo, hubo una protesta por parte de los actores cuando la telenovela salió al aire, pues ellos habían grabado escenas de besos que al final, gracias a la censura, fueron recortadas.
Caso similar sucedió en la producción Que pobres tan ricos (2013), donde sobresalieron los personajes de Diego y Leonardo (José Eduardo Derbez y Diego de Erice), donde a pesar de que en la historia llevaban su proceso de descubrimiento y confesión de amor el uno hacia el otro, la escena del beso fue censurada por la televisora.
Y evidentemente no se puede dejar de lado el personaje de Luigi Lombardi (Sergio Mayer) de la telenovela La fea más bella (2006), y es la representación exacta del estereotipo de homosexual que ha sido explotado por la televisión y el cine durante años, apesar de cumplir con las características del estereotipo, se llegó a hablar del rechazo que que las familias pueden manifestar a las personas por motivos de su orientación sexual y sexogenérica, se podría decir que este personaje marcó la transición del cómo abordar personajes LGBTIQAP+, ya que apartir de aquí las producciones con personajes homosexuales tendrían una historia un poco más desarrollada y menos estereotipada.
Con el pasar del tiempo se presentaron otros ejemplos como en Sortilegio (2009), donde se ve a una pareja de amantes gays, Roberto y Ulises (Marcelo Córdoba y Julián Gil) quienes vivían su relación a escondidas. En 2018, para la telenovela Papá a toda madre, se presentó a un matrimonio de hombres homosexuales, Rafael (Andrés Zuno) y Rodrigo (Raúl Coronado) que buscaban adoptar, además de que oficialmente son la primera pareja gay de telenovelas mexicanas en darse un beso.
En años más recientes, Televisa decidió arriesgarse y visibilizar a la joven pareja conformada por Aristoteles y Cuauhtemoc (Emilio Osorio y Joaquín Bondoni), en la telenovela Mi marido tiene más familia (2018-2019), la historia de la pareja apodada Aristemo causó un gran interés entre la población joven y para algunas personas llegó a superar la importancia de la pareja principal, en esta producción se mostró abiertamente y durante un largo tiempo, la escena del beso.
Con la privatización de IMEVISIÓN y su transformación en la televisora TV AZTECA nuevos contenidos surgieron; pareciera ser norma que, cuando una televisora o plataforma de streaming recién comienza rompa los preceptos de sus competidores, tenga propuestas atractivas y sumamente novedosas, pero que con el paso del tiempo va adoptando los mismos patrones conservadores del pasado.
En el caso de la televisora del Ajusco, podemos encontrar tres casos importantes dentro de su producción de telenovelas, ya que incluyó, aunque con cierto recelo, personajes LGBTIQAP+ al inicio del nuevo milenio, la primera aparición fue en la telenovela La vida en el espejo (1999) donde el personaje interpretado por José María Yazpik era abiertamente homosexual y mantenía una relación con otro hombre (Manuel Blejerman), si bien se insinuaban escenas de beso nunca salieron a cámara.
El segundo caso vino en 2001 con la versión mexicana de Café con aroma de mujer (1994), la cual se llamó Cuando seas mía (2001), en ella se mostraba la relación del hermano del antagonista con otro hombre, dicho papel era interpretado por Juan Pablo Medina, mientras que el de su pareja fue realizado por Guillermo Larrea (QEPD). Finalmente, en 2004 la telenovela Los Sánchez, presentó en la pantalla chica y en horario familiar a la actriz trans, Libertad, como hermana del protagonista, puede pensarse que la inclusión de Libertad en el elenco fue un acto publicitario y con fines lucrativos por el morbo, pero lo cierto es que dio una oportunidad que no se ha repetido.
Al igual que Televisa, la nueva televisora realizó su propio formato de programas unitarios, donde destaca Lo que callamos las mujeres (2000-2021), el cual no era presentado por una persona en especial pero que denunciaba con mayor crítica la violencia de género y la ejercida hacia las personas de sexualidad no heterosexual cisgénero, entre sus episodios podemos encontrar temas como el travestismo, el VIH y el SIDA, la intersexualidad (un tema oculto para la televisión mexicana), la prostitución y demás temáticas relacionadas a nuestra comunidad.
Hacía el año 2010, la entonces televisora Cadena Tres (ahora Imagen TV) transmitía una de las series más memorables respecto a los temas de empoderamiento femenino, Las Aparicio, dentro de la serie se abordaba la diversidad sexual, y es que uno de los personajes protagonicos, Julia Aparicio, interpretado por la actriz Liz Gallardo, era un personaje abiertamente bisexual y poliamorosa que mantenía relaciones sexuales y afectivas con dos personas a la vez, una mujer y un hombre, interpretados por Eréndira Ibarra y Mario Pérez de Alba.
Además de la orientación sexual del personaje, su dinámica de relación era diferente a la norma, pues las tres personas de la relación vivían en el mismo departamento, con el mismo nivel de derechos y obligaciones, una relación bisexual poliamorosa era visualizada en televisión abierta, claro en un horario no familiar, no obstante, la serie tuvo bastante éxito que incluso años después, se realizó una película, aunque se respetó la esencia de los personajes, el reparto ya no era el mismo, hecho que confundió al público y provocó que la película no fuera tan llamativa como la serie.
De igual forma, dos programas que marcaron historia por la basta cantidad de personajes LGBTIQAP+ en la televisión fueron Desde Gayola (2002-2013) y Nocturninos (2008-2013), ambos proyectos producidos, dirigidos y coescritos por Horacio Villalobos, Desde Gayola comenzó siendo transmitido por Telehit (propiedad de Televisa), después se comenzaron a transmitir ambos programas por la cadena MVS Comunicaciones. Entre su reparto estaban Alejandra Bogue, Alejandra Ley, Francis, Darío T. Pie (La Roña), Daniel Vives “La Supermana”, Carlos Ranguel (Manigüis) y Javier Yepes (Mamá Mela).
La importancia de estos programas fue que presentaron diversos personajes LGBTIQAP+ interpretados por actores y actrices de la comunidad, tomaba como base los estereotipos de la televisión abierta y los abordaba de forma satírica, dándole así un revés a la percepción social estereotipada sobre la comunidad LGBTIQAP+, sin embargo, no queda libre de algunos comentarios discriminatorios propios de los programas de ese tiempo.
Hasta este momento hemos visto parte de la representación LGBTIQAP+ en algunas producciones televisivas, sin embargo, varios de estos estereotipos ya no son frecuentemente vistos en pantalla, ¿progresamos?; ¿desistieron las televisoras de incluir personajes LGBTIQAP+? Pues no, se podría decir que más bien ya nos les resultaba redituable en términos económicos y de prestigio, así que optaron por hacer ciertas producciones donde se incluyeran personajes LGBTIQAP+ pero cumpliendo con ciertos estándares.
En cine la representación LGBTIQAP+ tiene su historia aparte, pero hay un personaje controversial que quizás sin quererlo, ha marcado los nuevos estándares de representación sobre nuestra comunidad frente a los medios, ¿el nombre? Manolo Caro, las producciones de Caro tienen bastantes personajes LGBTIQAP+ en su mayoría hombres cisgénero homosexuales, pero que comparten ciertos aspectos como la edad, nivel socioeconómico, color de piel, lugar de residencia y algunos otros más.
Estos factores más los estándares de belleza preexistentes en el medio televisivo, han construido un nuevo estereotipo, además de mantener la imagen del hombre cisgénero homosexual sobre el resto de las demás orientaciones e indentidas sexogenéricas, dicha herencia ha sido adoptada también por la plataforma Netflix, y aunque internacionalmente produce y transmite contenido diverso, en cuanto a la producción nacional repite patrones muy similares.
Pero ¿cuáles son estos nuevos estándares? En este punto es posible que lxs lectorxs, vayan pensando en personajes LGBTIQAP+ de producciones televisivas nacionales. Se ha pasado de una figura estereotipada y rechazada socialmente a un modelo aspiracional y limitado. Por lo general las nuevas producciones con personajes LGBTIQAP+ comparten ciertas características como:
- Piel blanca
- Nivel socioeconómico medio o alto
- Edad que ronda entre los 17 y los 35 años
- Canonicamente guapos
- Cuerpos delgados o musculosos
- Profesionistas (Licenciados, Ingenieros o Artistas famosos)
- Inestables emocionalmente (incapaces de mantener una relación de pareja o una relación con su familia)
- No son personajes principales, suelen ser personajes secundarios o en algunos casos coprotagónicos
De tal forma que ahora vemos personajes que tienden a caer en todas o casi todas estas categorías, personajes como Julian y Diego (Darío Yazbek Bernal y Juan Pablo Medina) de La Casa de las Flores (2018), José María (Eugenio Siller) en ¿Quién mató a Sara? (2021-presente), Pablo y Fernando (Lucas Velásquez y Manuel Balbi) de 100 días para enamorarnos (2020-2021), José Andrés Carranza (2019-2021) de la serie Monarca, Gabino (Alejandro Speitzer) de Alguien tiene que morir (2020), Aristoteles y Cuauhtemoc (Emilio Osorio y Joaquín Bondoni) de Mi marido tiene más familia (2017), Juliana y Valentina (Bárbara López y Macarena Achaga) de Amar a muerte (2018).
A pesar de que la representación y visibilidad de personajes LGBTIQAP+ ha ido mejorando, no quiere decir que todo personaje que hace referencia a la comunidad, sea una representación apta, ya que si no se lleva correctamente puede tornarse molesto o incómodo. Lo anterior queda evidenciado en ejemplos como Eusebio Valencia (Otto Sirgo) de Vencer el pasado (2021), el personaje aparece en toda la trama como un personaje secundario, sin embargo, es casi en el último capítulo y durante quince segundos que el personaje dice ser homosexual y luego desaparece de escena.
Un caso que resalta por su rotundo fracaso fue El corazón nunca se equivoca (2019), novela que intentó aprovechar la popularidad de los Aristemo, pero que por regresar a los estereotipos básicos, darle una trama tediosa y absurda, tiró todo el desarrollo de los personajes hasta saturarlos y tirar a la basura un proyecto que pudo ser una serie llamativa para la población joven.
Otro ejemplo sería el personaje de Darío (Ignición Riva Palacio) que es asexual y se ve presionado a establecer relaciones sexuales con su pareja, por último, un personaje controversial es el de María José (Paco León) de La Casa de las Flores, ya que causó conflicto el hecho de que fuera un hombre cisgénero quien realizara la interpretación, pues por lo general cuando hay un personaje trans, no se le suele dar a una persona trans.
Pero también existen ejemplos memorables y que han cautivado al público por el correcto desarrollo de su historia, como Ale (Macarena García) de 100 días para enamorarnos, pues planteó el desarrollo de toda su transición y problemas personales al saber quién quería ser, cómo lo iba a tomar su familia y encontrar una relación amorosa, por lo que se convirtió en uno de los personajes más amados de la serie.
Así mismo, Paulina de la Mora de La Casa de las Flores, llevó el peso principal de la serie a partir de la segunda temporada, se desarrolló su idea sobre el amor y descubrir aspectos de su sexualidad, manteniendo una relación con María José. Por último, existe un capítulo de La Rosa de Guadalupe que cautivó al país, pues en un programa de tipo religioso, salió al aire un episodio basado en el cortometraje In a heartbeat (2017).
Estas nuevas formas de abordar a personajes LGBTIQAP+ han sido más diversas, existen en casi todas, escenas de besos y en algunas otras escenas de tipo sexual, aparentemente no hay un problema, pero la representación queda ciertamente limitada a los seis puntos antes mencionados, y no salen en pantalla personajes LGBTIQAP+ protagónicos, que vivan en la periferia o zonas rurales, población LGBTIQAP+ con discapacidad o de la tercera edad. Dejando así, un hueco amplio y usando solo lo más comercial de la comunidad.
A pesar de que la representación se ha ido evolucionando y diversificando, debemos desarrollar una mirada crítica sobre los contenidos que vemos, pues como quedó explicado, no todos los personajes son una representación correcta. Así mismo, podemos interesarnos más por las producciones nacionales, cabe aclarar y remarcar que no está mal consumir contenidos extranjeros que hablen del tema.
Vivimos en una era de la globalización y uno de los objetivos es el intercambio cultural, por lo que disfrutar de series y películas de historias LGBTIQAP+ provenientes de otros países, puede enriquecer nuestro panorama y hablar de temas que quizás no nos habíamos cuestionado antes o que no son visibles en medios nacionales.
Sin embargo, esto no quita que en el terreno nacional es correcto y necesario demandar contenidos que representen a la diversidad que compone a la población LGBTIQAP+, y no conformarnos con lo que hay, de igual forma si en las posibilidades y deseos de alguien está, ¿por qué no hacer nosotrxs mismxs estos contenidos faltantes? Cabe resaltar que la mayor parte de las representaciones son sobre personajes hombres homosexuales cisgénero, dejando muy por detrás a personajes lésbicos y trans, así como las demás orientaciones e indentidades sexogenéricas.
Hace quince años los únicos personajes que "hablaban" sobre la diversidad sexual eran símbolos para que fuéramos ridiculizadxs y violentadxs, actualmente, cada vez más podemos ver personajes que vivan historias más complejas o con un final feliz, un final que ha sido negado para muchxs, los contenidos han evolucionado porque la población ha reflexionado y criticado esas ideas estereotipadas, la percepción y mentalidad de la población ha progresado, quizás poco, pero lo ha hecho, y es así con ese pensamiento crítico y reflexivo, que debemos procurar mejores contenidos para nosotrxs y las generaciones venideras.